China ha hecho llover el equivalente a 30 piscinas olímpicas en un experimento insólito con drones

  • Los Emiratos Árabes han dominado la siembra de nubes para crear lluvia artificial

  • Ahora China ha demostrado un nuevo método para hacerlo de forma más eficiente

Dron
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Rubén Márquez

Editor - Trivia
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Rubén Márquez

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Aunque la siembra de nubes para producir precipitaciones artificiales no es nueva para la Administración Meteorológica de China, su ingeniería climática acaba de alcanzar un nuevo hito al mejorar su posibilidad de generar lluvias. Alcanzando un aumento de la precipitación de un 4% con el equivalente a 30 piscinas olímpicas, ha quedado muy por encima de la siembra de nubes de Dubái a nivel de eficiencia.

Valiéndose de la ayuda de drones, el experimento conducido en la región de Xinjiang, en el oeste de China, sembró nubes de yoduro de plata en cuatro vuelos consecutivos a 5.500 metros de altura. El resultado fue un total de precipitaciones de 78.200 metros cúbicos de agua, con gotas de lluvia que saltaron de 0,46 mm a 3,22 mm de diámetro y nubes que hicieron lo propio alargándose hasta 3 kilómetros adicionales. El proyecto de siembra de nubes es la respuesta china a Dubái, demostrando hasta qué punto se puede hacer más con menos para provocar estas lluvias artificiales.

Cómo funciona la siembra de nubes de China

A grandes rasgos el sistema utilizado tanto por China como por Dubái para la siembra de nubes es el mismo. En ninguno de los casos supone crear nubes de la nada, precisan que esas nubes ya estén sobre sus cabezas, pero gracias al yoduro de plata pueden llegar a provocar que las posibles precipitaciones que llevasen esas nubes, terminen cayendo.

Para ello introducen en esas nubes yoduro de plata, así como otros elementos como hielo seco o sales higroscópicas, que en forma de gas terminan agregándose a las gotas o cristales que ya llevan esas nubes con una única intención: crear partículas de hielo más grandes que, precipitándose finalmente al ganar el peso de la humedad de la nube, se derriten en el proceso o durante el descenso provocando la lluvia.

Dependiendo del método se precisa de un tipo de nubes u otros, con unas temperaturas apropiadas para cada sistema y cierta estabilidad atmosférica, por ejemplo con poco viento para no echar por tierra todo el proceso, pero por lo general es algo que está bastante controlado y que en regiones como la propia China o Dubái lleva años mejorándose

Y es precisamente en esa mejora donde China acaba de elevar la ingeniería climática un generoso escalón. Para que nos hagamos una idea, en los Emiratos Árabes la siembra de nubes se realiza con unos 100 kg de yoduro de plata al año con un aumento medio de precipitación anual de un 23%. China, en cambio, el experimento de lluvia artificial ha alcanzado un aumento medio del 4,84% con apenas 1 kg del mismo compuesto.

En total, el experimento chino resulta 21 veces más eficiente en términos de lluvia por kg de yoduro de plata, lo que sin duda es un salto más que reseñable que merece la pena explorar. Una gran diferencia entre los sistemas de un país y otro que, más allá del uso de nubes frías en el caso de China y cálidas en el de Dubái, los primeros se centran en condiciones más específicas con mayor precisión y menor yoduro de plata por siembra, mientras que la siembra de Dubái se realiza a menudo con aviones y cañones desde tierra en siembras más extensas y generalizadas.

Imagen | IGN

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