Rubén Márquez
Editor - TriviaHay poco margen para sorpresas en una época en la que los lanzamientos de Steam se cuentan por decenas. No es que haya mejores o peores juegos, eso queda a gusto de cada uno, es que hay prácticamente de todo, así que si buceando entre los lanzamientos de la semana no encuentras nada que capte tu atención, debe ser que estás ante un lunes cualquiera. Por suerte, de tanto en tanto aparece un Cast n Chill para convertirse en la excepción que confirma la norma.
Desde el principio me pareció una absoluta maravilla a nivel visual, de lejos uno de los juegos más bonitos que he visto en muchísimo tiempo, y con un pixel art que es digno de un museo. Quedaba por comprobar si la experiencia de jugar a Cast n Chill terminaría siendo igual de gratificante, y es justo lo que he corrido a constatar tan pronto he visto que su demo ya está disponible.
Uno de los indies de Steam más bonitos
Para quienes invertimos en su día una cantidad absurda de horas en el Ridiculous Fishing de Vlambeer, la mera idea de volver a un juego de pesca de ese estilo es como música para nuestros oídos. Así que, aunque fue Razablan el que me puso sobre su pista hace ya unos meses, ayer me fui a dormir con una sonrisa de oreja a oreja y le he despertado hoy con una sensación similar.
Si su bellísimo pixel art había servido para captar mi atención, y se habían confirmado las ganas de hincarle el diente tras dar a conocerse su idea de lanzar el cebo para ir coleccionando peces, vendiéndolos, y mejorando tanto las cañas como los anzuelos para conseguir cuantas más y mejores presas, lo único que necesitaba saber era cómo se jugaba.
Hacer un juego de pesca no es fácil y, aunque hay tantas opiniones como culos, las mecánicas implicadas no sólo en juegos completos, sino en los propios minijuegos de los títulos grandes que se asoman al concepto, a menudo están lejos de ser lo más acertadas. Entre los quick time events y las barras al estilo lanzamiento de golf, pocos juegos consiguen crear algo tan revolucionario y divertido como lo hizo en su día Vlambeer.
Además, Cast n Chill se presentaba como una marcianada aún mayor. Ya desde su primer tráiler anunciaba que sería un cozy game con dos sistemas: un modo activo en el que jugar en busca de profundizar en sus opciones y mecánicas, y un modo pasivo que, al más puro estilo idle, pudiésemos aprovechar como ventana secundaria. Es habitual que los que mucho abarcan, aprieten poco, así que había ganas de comprobar qué se escondía realmente detrás de un concepto así.
A veces lo único que le pedimos a la vida es un Cast n Chill
Por mucho que valore el riesgo y esfuerzo que supone hacer un buen idle game, a Cast n Chill venía por una experiencia más activa y, para alegría de quienes se acerquen a esta demo, eso es justo lo que propone. Sobre si ese sistema pasivo rayará al mismo nivel, me temo que no puedo decir mucho, pero de entrada las sensaciones son magníficas.
Obviando los QTE o las barras de fuerza, el sistema de pesca de Cast n Chill se limita a viajar con tu barquichuela hasta el punto del escenario que prefieras, lanzar el cebo, y ver cómo cae hasta el fondo del lago. Con los peces de distintas especies nadando a diferentes alturas, la posibilidad de recoger el sedal para colocarte en el punto de visión del pez que quieres capturar es el primer paso para hacerte con él.
El segundo, si tienes anzuelo, cebo, caña y longitud de sedal a la altura de tu deseo, se centra en esperar a que piquen y jugar con la clásica maniobra de recoger cable mientras puedas y soltar cuando veas que el pez tira demasiado. No hay nada que ensucie la imagen y, entre prueba y prueba, pronto empiezas a entender hasta qué punto deberías concentrarte en presas más pequeñas para poder mejorar tus herramientas en vez de seguir peleando contra un muro.
Sin agobios, sin prisas, sin grandes concesiones jugables ni requisitos de habilidad, Cast n Chill demuestra ser justo lo que prometía: un juego bonito a rabiar, lo suficientemente completo y profundo como para que quieras bucear en él durante algo más que una tarde, y lo bastante entretenido como para querer acudir a sus lagos cuando no te apetezca jugar a nada más. A veces lo único que le pedimos a la vida es simplemente algo capaz de aportar esa certeza.
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