Durante años, la industria del videojuego ha estado dominada por títulos repletos de acción, gráficos hiperrealistas y desafíos extremos —que, oye, molan un montón—. Pero en silencio, casi sin hacer ruido, otro tipo de experiencia ha ido ganando ganando cada vez más y más espacio en nuestros corazones: los cozy games, juegos tranquilos, amables, cargados de sensibilidad y cotidianeidad. Esta revolución no llega con explosiones a bombo y platillo o adrenalina sin fin, sino con tazas de té, paseos por el bosque y cartas escritas con cariño. Y lo más sorprendente es que su impacto está siendo enorme.
Desde hace unos años, los cozy games se han convertido en una categoría cada vez más relevante en plataformas como Steam, Nintendo Switch o incluso Xbox Game Pass. Los catálogos digitales se llenan de juegos de jardinería, simuladores de cafés y aventuras de personajes entrañables, y su éxito es tan rotundo que muchas grandes desarrolladoras han sacado la libretita y han empezado a tomar nota.
Un refugio emocional en tiempos convulsos
Una de las claves del auge de los cozy games está, sin duda, en el contexto social y emocional de los últimos años. Pandemias, crisis climáticas, precariedad económica y laboral… No nos vamos a engañar, en esta situación o necesitamos descargar nuestra ira o necesitamos un pequeño espacio seguro. Muchos de nosotros hemos empezado a buscar experiencias más relajantes, que nos permiten desconectar y reconectar con emociones positivas.
Los cozy games se han convertido en una categoría cada vez más relevante en plataformas como Steam, Nintendo Switch o incluso Game Pass
No os podéis imaginar lo terapéutico que es encender la Switch, o el PC, y ponerse a regar nuestro huerto, a pescar pececitos, a cortar madera... Juegos como Stardew Valley, Cats and Soup, Animal Crossing, etcétera, ofrecen exactamente eso: una pausa amable y encima con una historia tierna y reconfortante. Lejos de las tensiones competitivas de los shooters o los juegos multijugador online, los cozy games ponen el foco en lo cotidiano, en lo emocional, en los vínculos entre personajes. Y esto, que podría parecer menor o irrelevante en una industria tan tecnológica, ha demostrado ser una fórmula de éxito.
El cozy game como fenómeno comercial
A nivel de ventas, el cozy game ha pasado de ser un nicho a convertirse en una apuesta segura. Stardew Valley, desarrollado por una sola persona (gracias Eric Barone), ha vendido más de 20 millones de copias, superando ampliamente a muchos títulos que tenían muchísimo más presupuesto. Animal Crossing: New Horizons, lanzado por Nintendo en 2020, se ha convirtió nada más salir, en plena pandemia, en un fenómeno global que nos acompañó a millones de personas durante los meses de confinamiento.

Las cifras hablan por sí solas: estos juegos no solo funcionan entre públicos minoritarios, sino que tienen un atractivo transversal. Desde adolescentes hasta adultos que apenas jugaban antes, el cozy ha ampliado las fronteras de quién juega y cómo lo hace. En mi caso, siempre he jugado a videojuegos de todo tipo y, por supuesto, los cozy están entre mis favoritos, pero tengo amigas que han llegado a comprar la Switch, por ejemplo, solo para poder jugar a Animal Crossing.
Streaming y redes: el cozy también es espectáculo
Uno de los fenómenos más interesantes ha sido ver cómo los cozy games también se han hecho un hueco en plataformas de streaming como Twitch y YouTube. Aunque pueda parecer contradictorio —¿Quién querría ver a alguien plantar patatas o decorar su casa en Animal Crossing?—, lo cierto es que la comunidad ha respondido con entusiasmo. No os voy a mentir, a mi me encanta ver este tipo de streams, son como una especie de ASMR visual. ¿Sabéis las barbaridades que hace la gente decorando sus islas en Animal Crossing o lo bien que me lo paso viendo cómo alguien intenta conquistar a su crush en Stardew Valley? —sobre todo si es Sebastián, que a mi se me resiste—.
Creadoras como GabSmolders, Ronrolove o Rumi han generado comunidades muy fieles alrededor de este tipo de contenido. Los cozy games han demostrado que no hace falta gritar o pegar tiros para entretener y generar conversación. A veces, basta con una buena taza de café virtual, un setup cuqui y ganas de pasarlo bien.
Ferias y focos: del indie desconocido al centro del escenario
Hasta hace pocos años, el cozy game era un invitado tímido en ferias como la Gamescom o el E3. Sin embargo, en eventos como Wholesome Direct —que se suele celebrar dentro del Summer Game Festival—, creado precisamente para destacar juegos de este estilo, se ha producido un verdadero boom. Cada año se anuncian decenas de cozy games con propuestas originales, estilos artísticos super únicos y mecánicas pensadas para generar bienestar y, simplemente, hacerte pasar un rato relajante desde el sofá de tu casa con tu tacita de poleo menta.
El éxito de estos eventos ha sido tal que incluso showcases oficiales de Nintendo o Xbox incluyen ya secciones dedicadas a este tipo de títulos. El cozy game ha dejado de ser un "juego menor" para convertirse en una apuesta estratégica de los grandes desarrolladores. Su ritmo pausado y su enfoque narrativo tienen mucho que aportarle al mundo, os lo digo yo.
Mecánicas simples, emociones complejas
Parte de la magia de los cozy games está en que, detrás de sus mecánicas aparentemente simples, se esconden narrativas muy profundas. Juegos como Coffee Talk abordan cuestiones como la identidad o la aceptación en una cafetería donde se reúnen humanos, elfos y hombres lobo. Spiritfarer —últimamente lo nombro mucho pero es que es un juegazo —habla abiertamente de la muerte, el duelo y la despedida, pero lo hace con una dulzura que en vez de angustiarnos nos reconforta.
Todo esto demuestra que el cozy no es sinónimo de superficial. Al contrario: muchos de estos juegos han sido capaces de hablar de salud mental, pérdida, ansiedad o del paso del tiempo de forma natural y accesible. Y lo han hecho conquistando tanto a la crítica como al público.

Un espacio seguro para el jugador
Otro factor clave es el tipo de experiencia que ofrecen. Los cozy games se centran en el proceso, no en la recompensa, y eso crea un espacio seguro para muchos jugadores.
Para personas que sufren ansiedad, estrés o simplemente necesitan un respiro en su rutina diaria, estos juegos actúan como un bálsamo reparador. Te invitan a respirar, a cuidar de otros y a crear algo bonito, aunque sea en un mundo digital.
Estética y diseño: lo bonito también importa
No nos vamos a engañar, el aspecto visual también es clave. Muchos cozy games entran totalmente por los ojos; apuestan por gráficos coloridos, estéticas pixel art o diseños que nos recuerdan incluso a libros ilustrados. Este enfoque artístico le da un fuerte componente emocional, y ha inspirado a muchos desarrolladores a crear experiencias visuales únicas (¿Lo bonito que es el juego Gris?, no lo supero).

El diseño sonoro, las bandas sonoras relajantes y la atención al detalle completan una propuesta que va mucho más allá de la jugabilidad. Los cozy games son experiencias sensoriales absolutas, y eso también ha llamado la atención del público, claro.
Un nuevo lenguaje en el desarrollo indie
La mayoría de cozy games provienen del desarrollo independiente. Esto ha permitido que muchas voces nuevas encuentren un espacio de expresión. Desarrolladoras mujeres, personas LGTB+ o comunidades racializadas han podido explorar historias personales y representativas desde un género que les permite huir de ciertos estereotipos.
Gracias a esto, el cozy ha contribuido a diversificar la industria desde dentro, ofreciendo no solo nuevos estilos de juego, sino también nuevas miradas sobre qué significa jugar y por qué lo hacemos.

El futuro es acogedor
¿Hacia dónde va todo esto? Creo que está bastante claro que todo apunta a que los cozy games seguirán creciendo en número y relevancia. Con nuevas entregas anunciadas, incluyendo un cozy game de El Señor de los Anillos, estudios centrados exclusivamente en este tipo de experiencias y una comunidad que no deja de expandirse, el cozy ha demostrado que tiene mucho que decir.
Y aunque no todo el mundo lo entienda o lo valore por igual, lo cierto es que esta revolución silenciosa ha abierto caminos inesperados en la industria del videojuego. Lejos de ser una moda pasajera, los cozy games están redefiniendo lo que significa jugar. Desde el sofá, con calma, con emoción. Porque no todos los juegos necesitan adrenalina para ser inolvidables.
Foto de portada | Unsplash
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